Tsitsikamma es el parque natural definitivo para salir en busca de aventuras. Olvídate de leones y elefantes y pasa el día explorando senderos, cascadas y participando en emocionantes actividades al aire libre.
Aquí, la costa escarpada, los bosques milenarios y el manto verde de Fynbos que une el bosque con la playa se llevan todo el protagonismo. Son 80 kilómetros de naturaleza salvaje y belleza pura que forman parte de la famosa Ruta Jardín (conocida en inglés como «Garden Route») de Sudáfrica. ¿Estás listo para poner a prueba tus límites y quedarte sin aliento (por los mejores motivos)? Entonces, calza tus botas, ajusta el arnés y prepárate para una experiencia que no te dejará indiferente.
En el centro de Tsitsikamma se encuentra el río Storms y, en su desembocadura, un emblemático puente colgante que te animamos a cruzar. Siéntete increíblemente pequeño y más vivo que nunca en esta encrucijada de los elementos más poderosos de la tierra y observa desde las alturas cómo se encuentran el poderoso océano con el frondoso y exuberante bosque.
Si te gusta sumergirte —literalmente— en la naturaleza, este es tu lugar. Practica esnórquel y submarinismo en las aguas cristalinas de la reserva marina, repletas de vida. Durante una inmersión y con algo de suerte, es posible ver delfines jugando y nadar junto a curiosos lobos marinos del Cabo, elegantes rayas que se deslizan sobre el fondo arenoso y coloridos bancos de peces. En temporada de apareamiento, también es común avistar desde la costa a las majestuosas ballenas francas australes.
Para los que prefieran experiencias en tierra firme, recomendamos la Ruta de las Nutrias (en inglés, «Otter Trail»), una de las rutas de senderismo más famosas del país. Las vistas probablemente te dejarán sin aliento, así que esperamos que encuentres la energía para completar sus 42 kilómetros de longitud en los cinco días previstos para ello. Esta travesía exige buena condición física, ya que el sendero sigue acantilados y colinas costeras y desciende hasta cruzar los ríos.
La Ruta de las Cascadas o «Waterfall Hike», por su parte, es una de las atracciones estrella de Tsitsikamma y no es para menos. Se trata de una ruta panorámica que atraviesa el país de las maravillas de los bosques frondosos y recorre playas escarpadas e indómitas hasta llegar a la cascada de Tsitsikamma, también conocida como la cascada de Soetwater. Esta maravilla natural no solo cae, sino que se precipita dramáticamente hacia el océano, creando un espectáculo digno de admirar. Durante la temporada de migración de ballenas, es muy probable avistarlas desde la costa. El sendero, que comienza en Storms River Mouth Rest Camp, es rocoso y cubre 6 kilómetros (ida y vuelta). Señalizado con flechas amarillas, se recorre en aproximadamente tres a cuatro horas.
Si te apasionan las aventuras en plena naturaleza, Tsitsikamma es el parque que estabas buscando. No solo ofrece paisajes y ecosistemas únicos, sino también una amplia variedad de actividades para todos los gustos:
Tsitsikamma se encuentra junto al océano Índico, a lo largo de la carretera N2, y se considera el inicio de la Ruta Jardín. Esta sección de Tsitsikamma está a aproximadamente siete horas en coche de Ciudad del Cabo, a dos horas y media de Gqeberha (la ciudad anteriormente conocida como Puerto Elizabeth) y a solo una hora de Plettenberg Bay.
El Parque Nacional Tsitsikamma goza de un clima y temperaturas agradables, con lluvias que se distribuyen a lo largo del año, principalmente durante la noche. Es más, se puede visitar en cualquier época del año.
Ten en cuenta las mareas
Si planeas participar en excursiones o actividades costeras, asegúrate de comprobar los horarios de las mareas para evitar sorpresas, como encontrate con una zona inaccesible por la marea alta.
¿Estás planeando un viaje en coche por la famosa Ruta Jardín de Sudáfrica? Si es así, no olvides incluir en tu itinerario el Parque Nacional de los Elefantes de Addo, la tercera reserva natural más grande del país, situada cerca de la ciudad de Gqeberha (anterior Puerto Elizabeth). Además de sus grandes manadas de elefantes, este parque te brinda la oportunidad de ver a los «Siete Grandes». ¿«Siete Grandes»? Si, ¡así es! Muchos conocen a los emblemáticos «Cinco Grandes», pero aquí esta lista de animales terrestres se amplía al océano, sumando a la imponente ballena franca austral y al gran tiburón blanco.
El Parque Nacional de los Elefantes de Addo es un verdadero paraíso para quienes sienten fascinación por los elefantes. No en vano lleva su nombre, ya que es conocido como uno de los mejores parques de África para ver de cerca a estos majestuosos animales. Actualmente, alberga a más de 600 elefantes, siendo una de las mayores concentraciones en todo el continente. Esto es aún más sorprendente si pensamos que, en 1931, cuando fue declarado santuario, solo quedaban 16 ejemplares en la zona.
Curiosamente, Addo no solo es un paraíso para los visitantes, sino también para el escarabajo pelotero autóctono. Estas pequeñas criaturas recogen el estiércol de los elefantes, formando con él esferas perfectas que ruedan sin descanso, ayudando a fertilizar el terreno y favoreciendo el crecimiento de las plantas. Addo es conocido por ser uno de los pocos lugares donde encontrar estos escarabajos y sus pequeñas bolitas, y el parque se esmera en proteger su hábitat, al punto de cederles el paso en los caminos. ¡Ten cuidado de no aplastarlos!
Hoy en día, el Parque Nacional de los Elefantes de Addo abarca 180.000 hectáreas. Desde la presa Darlington en el norte de la meseta Karo, pasando por las montañas Zuurberg hasta la costa, el parque abarca nada más y nada menos que cinco zonas de vegetación diferentes. Desde densos bosques verdes, dominados por el árbol de la abundancia (la principal fuente de alimento de los elefantes), pasando por matorrales secos, hasta alcanzar la franja costera del océano Índico, todo ello inundado de unas 500 especies de plantas.
El parque (y la zona protegida) también comprende las islas de Saint Croix y Bird. En estas islas, anidan los curiosos charranes rosados, los charranes siberianos se refugian en sus dunas y los charranes del Caspio y árticos hacen escala aquí durante sus largas rutas migratorias. Además, estas islas albergan la mayor colonia de anidación de pingüinos africanos. Esto es solo una pequeña muestra, ya que el parque es hogar de unas 417 especies de aves.
Además de su abundante fauna, este parque cuenta con un valioso patrimonio cultural. Las islas cercanas a la costa han servido como parada de descanso desde que los primeros exploradores portugueses rodearon el cabo en 1488, y hoy en día se pueden encontrar diversos yacimientos arqueológicos a lo largo de la costa. En las montañas Zuurberg, además, se pueden admirar pinturas rupestres de los bosquimanos.
El Parque Nacional de los Elefantes de Addo ofrece una amplia variedad de actividades:
En coche: el parque está a solo media hora en coche de la ciudad principal más cercana del Cabo Oriental, Gqeberha (anteriormente Puerto Elizabeth) y su aeropuerto. Hay dos formas para acceder al Parque Nacional de los Elefantes de Addo: la entrada principal, en Addo, y la entrada de Matyholweni, en Colchester, al sur del parque, cerca de la N2 y de Puerto Elizabeth.
En avión: el aeropuerto internacional más cercano está en Ciudad del Cabo que, a su vez, está a un vuelo doméstico de 1 hora y 15 minutos del aeropuerto regional de Gqeberha.
El Parque Nacional de los Elefantes de Addo es un parque húmedo, con lluvias intensas en verano, de octubre a abril. Aunque las precipitaciones y temperaturas disminuyen en los meses de invierno (de mayo a septiembre), nunca cesan por completo. Las noches en invierno pueden ser bastante frías, con temperaturas que descienden hasta niveles de congelación.
En verano, las temperaturas son más agradables. Diciembre, enero y febrero son los meses más calurosos, con máximas que llegan a los 28ºC/82ºF por la tarde. Aunque puede haber días nublados y algunas tormentas ocasionales, predominan los días soleados. Marzo es el mes con más lluvias, aunque rara vez llueve varios días seguidos.
El Parque Nacional de los Elefantes de Addo se puede visitar durante todo el año, pero recomendamos hacerlo en los meses de invierno más secos, de mayo a septiembre. Durante esta temporada, aunque el paisaje no es tan verde y las temperaturas son más frescas, es más fácil avistar animales y el parque está menos concurrido que en verano, la temporada alta.
De junio a diciembre, es la mejor época para avistar a los gigantes del océano en su migración: las ballenas jorobadas y francas australes. Además, es posible ver albatros, petreles, charranes y otras aves marinas. Entre febrero y junio, tiene lugar la impresionante migración de sardinas, conocida como «Sardine Run», que atrae a miles de delfines que crean un espectáculo de caza con técnicas bien desarrolladas.
Si te fascinan los paisajes sorprendentes y la historia, tienes que visitar el Parque Nacional Camdeboo. Olvídate del típico safari: en lugar de grandes manadas de animales, encontrarás 194 kilómetros cuadrados de acantilados escarpados, valles profundos y vastas llanuras, todo ello lleno de plantas, flores y árboles autóctonos. Visita el Valle de la Desolación, la pintoresca presa de Nqweba o date una vuelta por uno de los pueblos más antiguos de Sudáfrica.
Un nombre peculiar, ¿no crees? Refleja la profunda soledad que se respira en este lugar. Subir a sus miradores te hace sentir como el único ser humano en la Tierra, rodeado de naturaleza intacta y con vistas que se extienden hasta las vastas llanuras del Gran Karoo y el histórico pueblo de Graaff-Reinet, casi completamente rodeado por el parque. Este paisaje inmenso es conocido como la «Catedral de las Montañas» y no es de extrañar, ya que está lleno de columnas de dolerita esculpidas por 190 millones de años de erosión y actividad volcánica. En este rincón imponente y sereno, encontrarás paz y un escenario perfecto para disfrutar de atardeceres de ensueño. Con algo de suerte, es posible ver al racifero común, la cebra de montaña del Cabo, avestruces o antílopes eland.
Imagina que estamos en 1786. La Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, con la intención de extender el comercio más allá de Ciudad del Cabo, encuentra un lugar pintoresco junto al río Sundays, rodeado de colinas. Deciden llamarlo Graaff-Reinet, en honor al gobernador Cornelis Jacob van de Graaff y su esposa Reinette. Así comienza su historia, y, tras rebeliones, revueltas y cambios de «dueños», el tiempo nos trae hasta aquí.
Hoy en día, Graaff-Reinet, conocida como la «joya del Karoo» es una ciudad maravillosa. Rodeada casi por completo por el Parque Nacional Camdeboo —sí, esas mismas colinas que cautivaron a la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales—, esta ciudad ofrece una variedad de alojamientos, restaurantes, museos y nada más y nada menos que 220 monumentos nacionales. Pasea por sus calles y disfruta de una mezcla arquitectónica única, con casas de estilo neerlandés del Cabo, cabañas tradicionales del Karoo con techos planos y sofisticadas villas victorianas.
Hay un toque de historia en cada rincón. Visita Old Library, un lugar que alberga objetos fascinantes y fósiles de Camdeboo, junto con exhibiciones sobre las pinturas rupestres de los joisán y la época de la esclavitud. Luego, dirígete a Reinet House, un edificio de estilo neerlandés del Cabo que contiene una de las parras de uvas más grandes del mundo. Y, entre tanta historia y aventura, no te olvides de hacer una pausa en algún restaurante local para probar la cocina de la región y recuperar energías.
Graaff-Reinet y el Parque Nacional Camdeboo son como el pan y la mantequilla, ¡la pareja perfecta! Este encantador lugar es la parada ideal para combinar aventuras en la naturaleza, un poco de historia y el sabor auténtico de la gastronomía local.
El Parque Nacional Camdeboo tiene una amplia oferta de actividades para quienes aman la naturaleza y buscan un toque de aventura.
En avión: el aeropuerto internacional más cercano está en Ciudad del Cabo, a unos 600 kilómetros, mientras que el aeropuerto regional más próximo está en Puerto Elizabeth, a 251 kilómetros.
En coche: la entrada al parque está a solo 4 kilómetros de Graaff-Reinet. Si vienes desde Gqeberha (Puerto Elizabeth), el trayecto toma unas tres horas. Desde Ciudad del Cabo, el viaje dura aproximadamente ocho horas y media.
En el Parque Nacional Camdeboo, los veranos (de octubre a abril) son muy calurosos, mientras que los inviernos (de mayo a septiembre) pueden ser bastante fríos. Durante el verano, lo mejor es planificar las actividades por la mañana temprano o al final de la tarde para evitar las horas de mayor calor, cuando las temperaturas suelen superar los 35ºC. El verano es también la temporada de lluvias, con las precipitaciones más abundantes generalmente en marzo. En invierno, las temperaturas bajan y pueden llegar a entre 5 y 8ºC, incluso puede nevar en las zonas más altas del parque.
La mejor época para visitar el Parque Nacional Camdeboo es entre octubre y marzo, cuando las temperaturas son más agradables, la vegetación más verde, la fauna más activa y existe la oportunidad de ver crías de animales. Aún así, avistar animales es posible en cualquier época del año. Es importante mencionar que, en invierno, las montañas pueden cubrirse de nieve, y las temperaturas bajan bastante.
Si buscas un destino relajado con ambiente surfista y el sabor picante de la comida india, no busques más ¡Durban es tu sitio! Esta ciudad, además de ser el puerto principal de Sudáfrica, tiene una atmósfera única y tranquila. A orillas de la famosa playa de la Milla Dorada (Golden Mille), Durban combina el mar con una mezcla armónica de arquitectura y naturaleza en sus calles. Su historia reúne el colonialismo británico con influencias indias y zulúes, y da vida a un lugar acogedor, con lugareños hospitalarios, un clima tropical y una gastronomía llena de sabor y especias.
Recorre la ciudad, antes conocida como KwaZulu-Natal, y descubre cómo su arquitectura fusiona modernas estructuras art decó con edificios coloniales. Con influencias de la cultura zulú e india, Durban ha vivido grandes cambios desde el fin del apartheid. Se consolidó rápidamente como un motor económico y comercial, y como el puerto más importante de Sudáfrica, gracias a su ubicación. Los interesados pueden recorrer su puerto de 21 kilómetros de largo y luego visitar el museo marítimo Port Nadal para conocer a fondo su historia de desarrollo.
Al entrar en el Ushaka Marine World, el quinto acuario más grande del mundo, prepárate para disfrutar de atracciones acuáticas, espectáculos en vivo y un almuerzo en un restaurante sumergido, rodeado de tortugas y tiburones que te observan de cerca. Si buscas más adrenalina, puedes ir al Big Swing en el estadio Moses Mabhida para hacer puenting desde el arco de este impresionante edificio, con una caída libre de 106 metros. ¿Demasiada emoción? Entonces, simplemente disfruta de la vista panorámica de 360º de la ciudad desde lo alto de este espacio deportivo y de conciertos, construido para la Copa Mundial de Fútbol de 2010.
Con su famosa playa de la Milla Dorada, que atrae a miles de visitantes cada año, Durban es el lugar perfecto para ponerte las chanclas y las gafas de sol, y disfrutar del ambiente relajado de la costa. Siente la vibra del ambiente surfista, relájate, disfruta del paisaje y, si te atreves, desafía a las olas.
La Milla Dorada es un paseo costero de 6 kilómetros, donde tanto locales como turistas desconectan tras un día trabajando o de explorando la ciudad. Es un lugar magnífico para practicar deportes acuáticos como el bodyboard o el paddleski, pero también puedes darte un chapuzón por la tarde, pasear en bici, caminar junto al mar o disfrutar de la vida nocturna, con una gran variedad de restaurantes y bares.
Durban es conocida como la ciudad más india de África, ya que en el siglo XIX llegaron oleadas de migrantes indios para contribuir a la industrialización de la ciudad. Por ello, dicen que este es uno de los mejores lugares de África para probar los auténticos sabores picantes de la India. ¿Quieres conocer un pequeño secreto local? El mejor curry lo encontrarás en el mercado Victoria, un enorme mercado bullicioso situado al este de la ciudad, repleto de colores, aromas y especias que no puedes dejar pasar.
En avión: El Aeropuerto Internacional King Shaka está a solo media hora en coche del centro de la ciudad. Un vuelo a Johannesburgo dura 45 minutos, mientras que a Ciudad del Cabo toma aproximadamente una hora. Durban también tiene buenas conexiones con las principales ciudades internacionales.
En tren: La línea Shosholoza Meyl conecta Durban con varios destinos de la región y también con ciudades más lejanas como Ciudad del Cabo y Johannesburgo.
Durban tiene un clima subtropical húmedo, con veranos calurosos y húmedos, e inviernos cálidos y secos. La temperatura promedio en verano ronda los 24ºC, mientras que en invierno suele estar en torno a los 17ºC.
Gracias a su clima cálido, Durban es un destino ideal en cualquier época del año.
El Parque Nacional Golden Gate Highlands es un auténtico tesoro natural enclavado en las faldas de las montañas Maluti, en la provincia del Estado Libre. Sus rutas y safaris te llevan por acantilados de arenisca dorada y vastas praderas de tonos rojizos que, al atardecer, se cubren del brillo dorado que da nombre al parque. Ubicado entre Durban y Bloemfontein, este amplio parque de 11000 hectáreas es hogar de una fauna diversa que incluye especies como la gacela saltarina, la cebra, el antílope eland, y el singular quebrantahuesos.
¿Quieres saber un dato curioso? Hace unos 200 millones de años, cuando Sudáfrica y África formaban un supercontinente llamado Gondwana, los dinosaurios jurásicos caminaban por donde hoy se encuentra el Parque Nacional Golden Gate Highlands. En tu primera visita, puede que te rías cuando te ofrezcan examinar una muestra de excremento fosilizado de dinosaurio. Este parque es todo un tesoro para los amantes de los fósiles, se pueden hacer recorridos guiados o visitar el museo local para ver reliquias, como un huevo de Massospondylus de 190 millones de años. Tanto explorando el parque como en las exhibiciones, te sentirás como un auténtico cazador de fósiles.
Famoso por sus vistas espectaculares y el brillo dorado que tiñe sus acantilados de arenisca al atardecer, este parque es ideal para caminar, respirar aire puro de montaña, y dejar que la naturaleza te revitalice. Si te fascina la fauna, te alegrará saber que en los safaris es común ver ñus negros, blesbloks, oribís, antílopes eland, cebras de Burchell, gacelas saltarinas en las llanuras, y al quebrantahuesos surcando el cielo. Entre safari y safari, puedes descubrir la cultura sotho en la aldea tradicional que se encuentra dentro del parque.
El Parque Nacional Golden Gate Highlands es un verdadero paraíso para los amantes del senderismo, con rutas para todos los niveles. La mayoría de los senderos parten desde cerca de un campamento central, solo necesitas cruzar un pequeño puente para comenzar la aventura. ¿Buscas un desafío? Prueba la ruta Brandwag Buttress, una caminata de dos horas con una subida final que incluye una cadena para ayudarte a alcanzar las increíbles vistas del valle. Si prefieres algo más pintoresco, la ruta Echo Ravine te lleva, en dos horas, a una impresionante formación rocosa con forma de cueva semiabierta. Y, para una ruta tranquila, puedes optar por los senderos Boskloof y Mushroom Rock, uno atraviesa un valle y el otro te lleva hasta rocas en forma de seta.
Y, si aspiras a una gran aventura, atrévete con los 11 kilómetros de la ruta Wodehouse Peak, que ofrece vistas panorámicas, o lánzate a la gran caminata de 28 kilómetros de la ruta Ribbok Hiking, que sube hasta Ribbokko, el punto más alto del parque, a 2829 metros sobre el nivel del mar. Si te queda energía, puedes unirte a recorridos de varios días para descubrir las antiguas cuevas de los cazadores-recolectores San y admirar su arte rupestre.
En coche: el trayecto desde Johannesburgo o Durban al parque dura aproximadamente 4 horas, mientras que desde Bloemfontein dura algo más de 3 horas.
En avión: el aeropuerto más cercano es el Aeropuerto Internacional O.R. Tambo en Johannesburgo. Desde allí, se tarda unas 4 horas en llegar al parque por carretera.
En el Parque Nacional Golden Gate Highlands, el invierno va de mayo a septiembre, con temperaturas que durante el día rara vez pasan de los 16ºC, y las mañanas rondan los 3ºC. Es posible que nieve, sobre todo en junio y julio, cuando las temperaturas pueden bajar hasta los 0ºC. El verano, de octubre a abril, es más suave, con temperaturas que van de 9ºC por la mañana a 25ºC por la tarde, acompañado de frecuentes tormentas eléctricas.
La mejor época para visitar el parque es de octubre a mayo, cuando el parque está en su máximo esplendor, con paisajes verdes y cielos despejados. Abril y mayo son meses espectaculares, ya que los álamos se cubren de colores otoñales. La fauna se deja ver todo el año, pero los paisajes lucen más vibrantes durante la temporada de lluvias, de noviembre a marzo.
Eso sí, ten en cuenta que el parque puede estar más concurrido durante las vacaciones escolares, de diciembre a enero. Si buscas un clima agradable y menos gente, planea tu visita en los meses cálidos. Para los amantes del senderismo de alta intensidad, lo mejor son los meses de invierno.
¿Puedes creer que hace apenas unos siglos, esta metrópoli llena de vida y rascacielos no era más que matorrales? Johannesburgo nació en 1886, tras el descubrimiento de oro en una granja, y empezó como un pequeño asentamiento minero. Pero creció rápido, y hoy es la ciudad cosmopolita que domina el norte de Sudáfrica. Como corazón comercial y financiero del país, la ciudad se extiende por más de 334 kilómetros cuadrados, desplegando barrios en todas las direcciones. Una mezcla de culturas, modernidad, historia y naturaleza… ¡Ven a vivir una experiencia única en la ciudad del oro!
En 1886, Johannesburgo no era más que un campamento de buscadores de oro cuando se descubrió una brillante pieza de metal. Esta pequeña pieza formaba parte de uno de los mayores yacimientos de oro del mundo. Apenas tres años después, el lugar se convirtió en la tercera ciudad más grande del país, y hoy es un motor económico del país. Esta ciudad, con su crecimiento imparable, es un verdadero ejemplo de perseverancia y éxito. Y si quieres conocer toda su historia, visita sus numerosos museos.
Johannesburgo es una ciudad de contrastes, donde los relucientes rascacielos de vidrio y acero se alzan junto a barrios humildes y precarios. Aquí, conviven universidades de prestigio mundial con una población con alta tasa de analfabetismo. Aunque la convivencia plantea desafíos, esta mezcla aporta riqueza cultural a la ciudad. Con una población políglota que usa diariamente más de una docena de idiomas y donde están presentes las principales religiones del mundo, esta ciudad se convierte en un fascinante mosaico de culturas.
Johannesburgo sigue marcada por las huellas del apartheid y ello se hace visible en su denso centro urbano y los suburbios residenciales que alguna vez separaron a blancos y negros. Al suroeste, se encuentra Soweto (SOuth WEstern TOwnship, en español: municipio del suroeste), el mayor conjunto urbano negro y el lugar de nacimiento de Nelson Mandela. Durante el apartheid, Soweto fue escenario de numerosos enfrentamientos y, hoy en día, aún se pueden ver agujeros de bala en techos y paredes. En la actualidad, este lugar es un centro de emprendimiento, un punto de encuentro cultural y un destino turístico popular con rincones que albergan una historia imborrable.
La ciudad está llena de galerías de arte moderno, arte callejero, parques, teatros y museos. Después de un recorrido cultural o histórico, puedes ir de compras en alguno de los tantos centros comerciales y culminar el día con un aperitivo en la terraza de un rascacielos. Y cuando el sol se esconde, la diversión sigue con bares temáticos, restaurantes y discotecas. En Joburg, ¡la noche es joven!
En avión: el Aeropuerto Internacional de Johannesburgo – O.R. Tambo está a 21 kilómetros del centro de la ciudad y tiene buenas conexiones con otros aeropuertos internacionales, como los de París, Fráncfort y Londres, entre otros.
En tren: el Gautrain, el primer tren de alta velocidad de Sudáfrica, conecta Johannesburgo y Pretoria, con múltiples paradas, incluida una en el Aeropuerto Internacional O.R. Tambo.
Johannesburgo goza de un clima subtropical, con temperaturas agradables, sol y cielos azules durante todo el año. Las temperaturas nunca son demasiado altas; en verano (de diciembre a febrero) ronda los 24ºC y rara vez supera los 33ºC. Esta época es bastante húmeda y, por la tarde, es común que se produzcan lluvias acompañadas de tormentas eléctricas. Los inviernos, de junio a agosto, son breves y templados, con temperaturas que generalmente no bajan de los 0ºC y se mantienen alrededor de los 13ºC.
Gracias a su clima templado, Johannesburgo es un destino ideal en cualquier época del año.
Playas de arena dorada, aguas cristalinas, rincones ideales para un pícnic junto a pozas de marea, campos de flores silvestres, ballenas surcando el océano… ¿suena como el paraíso? ¡Lo es! Bienvenido al Parque Nacional de la Costa Oeste, un tesoro natural de 360 kilómetros cuadrados que se extiende a lo largo de 30 kilómetros de costa atlántica, a tan solo hora y media de Ciudad del Cabo. Al norte, la tranquila laguna de Langebaan es ideal para practicar deportes acuáticos, mientras que en el interior del parque te esperan senderos y paisajes para explorar.
Cierra los ojos e imagina un paisaje cubierto de flores silvestres de mil colores, mientras al fondo, enormes ballenas surgen del océano batiendo sus colas. Este espectáculo natural, que parece de otro mundo, ocurre entre agosto y principios de octubre en el Parque Nacional de la Costa Oeste. Durante esta temporada, las ballenas francas australes y jorobadas pasan junto a la costa, mientras en tierra firme brota una alfombra de flores silvestres. Una estampa difícil de ver en otro lugar del mundo.
En este parque no encontrarás a los «Cinco Grandes», pero esta ausencia está más que compensada con la oportunidad de ver a los gigantes del océano: las ballenas, junto a los delfines y lobos marinos.
Los safaris en tierra tampoco decepcionan; es común observar reptiles, elands de cuernos en espiral, pequeños duikers, y sublimes cebras de montaña. Incluso podrías toparte con pequeños depredadores como el gato montés africano, el caracal, o el zorro orejudo. No te despistes, ni siquiera en carretera, no es raro ver a alguna tortuga angulada cruzando el camino.
Si eres amante de la observación de aves, este parque también guarda sorpresas para ti. Cuenta con cuatro «hides» y numerosos puntos para admirar las más de 250 especies que habitan aquí, entre ellas el correlimos zarapitín, el correlimos tridáctilo, el flamenco, el avestruz y el aguilucho negro.
En el Parque Nacional de la Costa Oeste, la experiencia va más allá de admirar el paisaje; aquí, la naturaleza se vive. La laguna de Langebaan, con sus vientos cruzados, es ideal para practicar deportes como windsurf, kitesurf, kayak y mucho más. Si no eres fan de los deportes acuáticos y prefieres algo más relajado, puedes pasear por sus playas impecables, preparar un pícnic en algún rincón pintoresco o explorar sus increíbles paisajes a pie, en bici o en bicicleta de montaña.
Visita el Centro de Visitantes de Geelbek para descubrir más sobre la historia cultural y arquitectónica del parque. Este edificio, de estilo neerlandés del cabo, alberga una exposición llena de fotos e información sobre la flora y fauna del parque, además de una réplica de las Huellas de Eva, impresas en arena compactada. Se dice que este conjunto de huellas pertenecen a una joven que vivió hace unos 117.000 años. Y si te gusta el senderismo, puedes hacer una ruta de dos días y medio (30 kilómetros) que atraviesa paisajes espectaculares hasta finalmente llegar hasta el lugar donde se encontraron las Huellas de Eva hace algunas décadas.
En coche: la entrada al parque está a 100 kilómetros (una hora y media) de Ciudad del Cabo.
En avión: el aeropuerto más cercano es el Aeropuerto Internacional de Ciudad del Cabo.
El Parque Nacional de la Costa Oeste tiene un clima mediterráneo semiárido, bastante templado y sin extremos, aunque en ciertas estaciones soplan vientos fuertes. La mayor parte de las precipitaciones llegan en invierno, entre mayo y agosto. En verano, de noviembre a febrero, las temperaturas se sitúan entre 25 y 30ºC, mientras que en los meses más fríos, junio, julio y agosto, bajan a entre 7 y 12ºC.
Sin duda alguna, los mejores meses para visitar el parque son agosto y septiembre. Durante esta época, podrás presenciar el mágico encuentro de las ballenas con el manto de flores. Pero, si planeas tu visita en otra época, no te preocupes; cualquier época del año es buena para visitar este parque, con una infinidad de actividades, animales y paisajes increíbles.
Justo en el punto donde se encuentran el océano Índico con el Atlántico, se extiende una tierra llena de flores y un mar lleno de… ¡naufragios! Hablamos del Parque Nacional Agulhas, situado en el extremo sur del continente africano, a unos 200 kilómetros al sureste de Ciudad del Cabo. El parque comprende un área protegida de más de 200 kilómetros cuadrados, donde los mamíferos ceden el protagonismo a las fascinantes criaturas marinas. Se pueden avistar ballenas, delfines, marsopas y lobos marinos del Cabo.
El Parque Nacional Agulhas es reconocido internacionalmente por su rica biodiversidad vegetal, comparable a la de los bosques tropicales. Alberga cerca de 2000 especies de plantas autóctonas y es una pieza clave del Reino florístico del Cabo, el más pequeño y diverso de los seis reinos florísticos del mundo. Cada año, después del invierno, el parque se llena de color cuando florecen sus asombrosas flores silvestres. La temporada de flores va desde el 1 de agosto al 30 de septiembre, pero si visitas la región en cualquier época cercana a la primavera, podrás disfrutar de un fascinante manto floral. Pocos destinos en el mundo te ofrecen la oportunidad de ver ballenas y un manto de flores durante el mismo recorrido.
Los humedales atraen a más de 60 especies de aves acuáticas, lo que se traduce en más de 21000 aves migratorias y residentes cada año. Además, la costa alberga una abundante vida marina e intermareal. En primavera y principios de verano, las ballenas francas australes se acercan a la costa de Agulhas. Es cierto que aquí no encontrarás los safaris clásicos, pero caminar por las playas y paisajes de este parque es una experiencia tan increíble que no los echarás en falta.
Más allá de su valor ecológico, la zona de Agulhas cuenta con una historia apasionante. A lo largo de su costa, se pueden ver restos de antiguos naufragios de exploradores que desafiaron las indomables aguas del extremo sur de África. Uno de los más icónicos es el pesquero japonés Meisho Maru, encallado en un punto espectacular de la costa sudafricana y cuya silueta emerge del agua, regalando una postal única ideal para tus fotografías. Sin embargo, debido a las fuertes corrientes, no es recomendable acercarse nadando a este naufragio.
Otro imprescindible en la visita al parque es el Faro de Cabo de las Agujas, construido en 1845 para guiar a los navegantes en su travesía. Sus 71 escalones te llevan hasta la parte más alta del segundo faro más antiguo en servicio del sur de África, donde también encontrarás un museo. Sin duda, un lugar que merece la pena visitar.
Si llegar a la cima del faro te ha dejado sediento, el Parque Nacional Agulhas tiene algo para ti. La zona cuenta con su propia ruta de vinos, «The Agulhas Wine Triangle» que reúne a una docena de bodegas innovadoras a lo largo de 100 kilómetros de costa. Con temperaturas en verano que rondan los 20ºC, esta es la región vinícola más fresca de Sudáfrica. La mayoría de las bodegas se encuentran en los alrededores de Elim, donde también puedes encontrar el Museo del Patrimonio de Agulhas. Los vinicultores aseguran que estos vinos son para auténticos exploradores y sus nombres son tan curiosos como Black Oystercatcher Wines (vinos ostreros) , Ghost Corner (esquina fantasma), Land’s End (fin de la Tierra), Lost Boy (niño perdido) o Strandveld Vineyards.
Se puede acceder al parque por la carretera N2, que conecta Ciudad del Cabo con la costa este, pasando por la famosa Ruta Jardín hasta Gqeberha (anterior Puerto Elizabeth). Para llegar al Cabo de las Agujas, puedes desviarte en Caledon o Swellendam y seguir por Bredasdorp. El viaje en coche desde Ciudad del Cabo (donde está el aeropuerto internacional más cercano) dura menos de 3 horas, mientras que desde George (el aeropuerto regional más cercano) son unas 3 horas y media.
Los pueblos más cercanos son L’Agulhas y el pueblo pesquero de Struisbaai, a solo 6 kilómetros.
El Parque Nacional Agulhas goza de un encantador clima mediterráneo, con una humedad agradable que hace que el verano (de diciembre a marzo) sea cálido y placentero, mientras que el invierno (de junio a septiembre) trae lluvias refrescantes. Las temperaturas son moderadas: en verano, el mar alcanza unos 21ºC, y en invierno desciende a 14ºC, volviéndose algo más frío.
Depende de lo que quieras ver. Si vienes para avistar ballenas, lo ideal es que planees tu visita en la temporada de ballenas, entre agosto y noviembre, cuando las ballenas francas australes llegan a las bahías para reproducirse. Si, en cambio, prefieres disfrutar de las flores del Reino florístico del Cabo, el mejor momento es de principios de agosto a finales de septiembre, incluso algo más dependiendo de las precipitaciones de cada año. Durante esta época, el parque se cubre de mantos de flores silvestres que brotan al final del invierno.