Ol’ Pejeta Conservancy
En Ol’ Pejeta Conservancy podrás realizar un safari diferente. Se encuentra a cuatro horas en coche de Nairobi y se conoce como el paraíso en la Tierra para los aficionados de los rinocerontes. Con una población de 149 rinocerontes negros, es considerado el mayor santuario de estos enormes y majestuosos animales en África Oriental y Central.
Los rinocerontes negros están en grave peligro de extinción desde 1993. En aquel momento, se calculaba que solo quedaban unos 2300 ejemplares en todo el mundo. En la actualidad, ese número ha aumentado, hasta alcanzar los 5000 ejemplares. En Ol’ Pejeta su número ha pasado de 20 (1995) a 140. Asimismo, aquí viven 41 rinocerontes blancos (39 en la zona sur y 2 en la zona norte). Como los rinocerontes blancos son relativamente pacíficos y fáciles de ver, el parque ofrece la oportunidad de acercarse a ellos.
Los dos últimos rinocerontes blancos del norte que quedan en el mundo
Najin y su hija Fatu son los dos últimos rinocerontes blancos del norte del mundo. Najin fue excluida del programa de crianza a finales de 2021, que busca preservar la especie y salvarla de la extinción, porque se ha hecho demasiado vieja (más de 30 años de edad). Fatu es ahora la única donante que queda en el programa, cuyo modus operandi consiste en implantar embriones desarrollados artificialmente en otra especie de rinocerontes más común.
Chimpancés
En esta reserva, no solo habitan rinocerontes, sino que conviven con los Cinco Grandes y muchos otros animales «típicos» de safari, como licaones, oríxes, búbalos comunes, cebras de Grévy, servales, guepardos y zorros orejudos.
Por último, pero no por ello más importante, la reserva también alberga el santuario Sweetwaters. Se trata de una organización sin ánimo de lucro que se encarga de cuidar a chimpancés huérfanos que han sido maltratados. Aunque estos primates no son nativos de Kenia, la reserva es un refugio seguro para ellos. Comenzó su labor después de que otro santuario en Burundi tuviera que cerrar debido a la guerra de 1993. En colaboración con el Instituto Jane Goodall y el Servicio de Vida Salvaje de Kenia (KWS, por sus siglas en inglés), se consiguió continuar la buena labor de dar a los chimpancés de todo el mundo un nuevo hogar seguro.