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¿Puedes creer que hace apenas unos siglos, esta metrópoli llena de vida y rascacielos no era más que matorrales? Johannesburgo nació en 1886, tras el descubrimiento de oro en una granja, y empezó como un pequeño asentamiento minero. Pero creció rápido, y hoy es la ciudad cosmopolita que domina el norte de Sudáfrica. Como corazón comercial y financiero del país, la ciudad se extiende por más de 334 kilómetros cuadrados, desplegando barrios en todas las direcciones. Una mezcla de culturas, modernidad, historia y naturaleza… ¡Ven a vivir una experiencia única en la ciudad del oro!
En 1886, Johannesburgo no era más que un campamento de buscadores de oro cuando se descubrió una brillante pieza de metal. Esta pequeña pieza formaba parte de uno de los mayores yacimientos de oro del mundo. Apenas tres años después, el lugar se convirtió en la tercera ciudad más grande del país, y hoy es un motor económico del país. Esta ciudad, con su crecimiento imparable, es un verdadero ejemplo de perseverancia y éxito. Y si quieres conocer toda su historia, visita sus numerosos museos.
Johannesburgo es una ciudad de contrastes, donde los relucientes rascacielos de vidrio y acero se alzan junto a barrios humildes y precarios. Aquí, conviven universidades de prestigio mundial con una población con alta tasa de analfabetismo. Aunque la convivencia plantea desafíos, esta mezcla aporta riqueza cultural a la ciudad. Con una población políglota que usa diariamente más de una docena de idiomas y donde están presentes las principales religiones del mundo, esta ciudad se convierte en un fascinante mosaico de culturas.
Johannesburgo sigue marcada por las huellas del apartheid y ello se hace visible en su denso centro urbano y los suburbios residenciales que alguna vez separaron a blancos y negros. Al suroeste, se encuentra Soweto (SOuth WEstern TOwnship, en español: municipio del suroeste), el mayor conjunto urbano negro y el lugar de nacimiento de Nelson Mandela. Durante el apartheid, Soweto fue escenario de numerosos enfrentamientos y, hoy en día, aún se pueden ver agujeros de bala en techos y paredes. En la actualidad, este lugar es un centro de emprendimiento, un punto de encuentro cultural y un destino turístico popular con rincones que albergan una historia imborrable.
La ciudad está llena de galerías de arte moderno, arte callejero, parques, teatros y museos. Después de un recorrido cultural o histórico, puedes ir de compras en alguno de los tantos centros comerciales y culminar el día con un aperitivo en la terraza de un rascacielos. Y cuando el sol se esconde, la diversión sigue con bares temáticos, restaurantes y discotecas. En Joburg, ¡la noche es joven!
En avión: el Aeropuerto Internacional de Johannesburgo – O.R. Tambo está a 21 kilómetros del centro de la ciudad y tiene buenas conexiones con otros aeropuertos internacionales, como los de París, Fráncfort y Londres, entre otros.
En tren: el Gautrain, el primer tren de alta velocidad de Sudáfrica, conecta Johannesburgo y Pretoria, con múltiples paradas, incluida una en el Aeropuerto Internacional O.R. Tambo.
Johannesburgo goza de un clima subtropical, con temperaturas agradables, sol y cielos azules durante todo el año. Las temperaturas nunca son demasiado altas; en verano (de diciembre a febrero) ronda los 24ºC y rara vez supera los 33ºC. Esta época es bastante húmeda y, por la tarde, es común que se produzcan lluvias acompañadas de tormentas eléctricas. Los inviernos, de junio a agosto, son breves y templados, con temperaturas que generalmente no bajan de los 0ºC y se mantienen alrededor de los 13ºC.
Gracias a su clima templado, Johannesburgo es un destino ideal en cualquier época del año.
Cosmopolita, llena de vida y contrastes, así es Johannesburgo, la ciudad más grande de Sudáfrica y, al mismo tiempo, una de las ciudades más jóvenes. Aquí, los rascacielos comparten espacio con barrios humildes, y su historia está reflejada en museos y expresiones artísticas. Déjate llevar por la emoción de ir de compras, disfruta de la enérgica vida nocturna y descubre un verdadero mosaico cultural donde conviven múltiples idiomas y religiones. La esencia sudafricana se siente en cada rincón de Johannesburgo, la ciudad del oro.