Marakele, uno de los parques nacionales más jóvenes y pequeños de Sudáfrica, es la opción perfecta para quienes buscan una aventura emocionante fuera de los lugares más conocidos y frecuentados por los turistas. Aquí te esperan safaris panorámicos por el majestuoso macizo de Waterberg, la mayor colonia de cría de buitres del Cabo en el mundo y la oportunidad de avistar a los elusivos y majestuosos Cinco Grandes. Aunque avistar animales salvajes requiere un poco más de paciencia que en parques más grandes, como el Kruger, esto hace que cada encuentro sea aún más especial y memorable. Marakele es un auténtico tesoro lleno de sorpresas, donde cada curva del camino revela un nuevo e impresionante paisaje.
El Parque Nacional Marakele se encuentra en la transición entre el árido oeste de Sudáfrica y el exuberante y húmedo este del país. Esta mezcla única brinda la oportunidad perfecta para observar combinaciones poco comunes de fauna, como impalas junto a gacelas saltarinas del Cabo, o tsessebes compartiendo escena con alcélafos caama. Pero no solo la fauna hace especial a Marakele… Este parque alberga un verdadero tesoro botánico con más de 765 especies de plantas, como árboles de madera amarilla, helechos arbóreos y palmas sago endémicas de la región de Waterberg. Al recorrer el parque, serás testigo de cómo el paisaje se transforma, pasando de frondosos bosques y colinas onduladas a marismas, praderas y escarpadas montañas, cada escenario más impresionante que el anterior.
El Parque Nacional Marakele, fundado en 1994 bajo el nombre de Parque Nacional de Kransberg, ha sido un lugar de refugio desde mucho antes de recibir su hermoso nombre en setsuana. Se cree que, en tiempos antiguos, comunidades de Botsuana se refugiaron aquí para protegerse de los ataques zulúes. Hoy en día, el parque sigue cumpliendo esa función de refugio, pero ahora para especies en peligro de extinción, como es el caso de los buitres del Cabo y los rinocerontes negros. La conservación de la vida silvestre es su misión principal, siendo hogar de la mayoría de los mamíferos del continente africano, 16 especies de antílopes y más de 360 especies de aves.
Uno de los momentos más significativos en Marakele fue la rehabilitación, en 1999, de nueve crías de elefante que recibieron una nueva oportunidad tras haber soportado condiciones muy duras. Este parque demuestra que no hace falta ser grande para lograr grandes cosas.
¡Atención a todos los amantes de las aves! Con cerca de 800 parejas reproductoras de buitres del Cabo, el Parque Nacional Marakele es el destino perfecto para observar estas majestuosas rapaces, autóctonas del sur de África. Toma tus prismáticos y dirígete al mirador de Lenong para vivir una experiencia única. En el camino, mantén los ojos abiertos para no perderte a los juguetones babuinos y a los simpáticos damanes tomando el sol. Aunque la carretera de montaña, con sus curvas serpenteantes, pueda ponerte un poco nervioso, las impresionantes vistas a lo largo del trayecto merecen la pena. Una vez allí, podrás ver a los buitres surcando sin esfuerzo las corrientes térmicas, en un espectáculo ornitológico que no querrás perderte
El Parque Nacional Marakele se encuentra en la pintoresca provincia de Limpopo, cerca de la ciudad de Thabazimbi, situada en la entrada suoreste del parque. Thabazimbi ofrece una amplia gama de servicios, como tiendas, hoteles, restaurantes, servicios, médicos, teléfono públicos y gasolineras. En definitiva, todo lo necesario antes de una intrépida aventura.
Por aire: el aeropuerto más cercano es el Aeropuerto Internacional O.R. Tambo de Johannesburgo. Además, hay un servicio diario de vuelos hacia la pista de aterrizaje de Marakele, y también es posible organizar vuelos chárter privados.
Por carretera: Marakele se encuentra unos 250 kilómetros al norte de Johannesburgo (alrededor de unas cinco horas en coche) y 220 kilómetros al norte de Pretoria (menos de cuatro horas en coche).
El Parque Nacional Marakele tiene un clima templado cálido, con veranos lluviosos y calurosos e inviernos secos y suaves. El verano se extiende de octubre a abril, mientras que el invierno abarca de mayo a septiembre. Durante el verano, las temperaturas máximas diarias oscilan entre 26ºC y 30ºC; en invierno, las mínimas pueden ser de entre 1ºC y 6ºC.
Lleva tanto ropa abrigada como más fresca, ya que en las noches y mañanas hace frío, pero durante el día las temperaturas suelen ser agradables. Además ten en cuenta que el tiempo cambia considerablemente dependiendo de la topografía montañosa del parque.
La mejor época para visitar el Parque Nacional Marakele es durante los meses secos de invierno, de mayo a septiembre, cuando la observación de fauna salvaje se facilita, ya que los animales se concentran alrededor de las fuentes de agua y la vegetación es menos densa. Sin embargo, si no te molesta la lluvia, los meses de verano también tienen su encanto. De octubre a abril, el parque se tiñe de verde con una vegetación más exuberante, lo que convierte esta estación en ideal para el avistamiento de aves, especialmente migratorias, y brinda además la oportunidad de ver crías recién nacidas.
¡Prepárate para sentir el rugido de las cataratas Augrabies! Aquí, el estruendo de la naturaleza compite con cualquier concierto, con aguas que se desploman desde 90 metros de altura hasta un desfiladero de 18 metros. A unos 120 kilómetros al oeste de Upington, en la provincia del Cabo Septentrional, el Parque Nacional de las Cataratas Augrabies se extiende junto al imponente río Orange. Como es de imaginar, este parque alberga las impresionantes cataratas Augrabies, que atraen a visitantes de todas partes. Los khoi bautizaron al lugar como «Aukoerebis» o «lugar del gran ruido» y basta con acercarse a alguno de sus seis miradores para entenderlo.
Pero este parque no es solo la catarata. Camina por sus senderos y contempla las fascinantes formaciones rocosas y la fauna tenaz que ha aprendido a adaptarse a este árido desierto. No verás a los «Cinco Grandes», pero sí a especies resistentes como gacelas saltarinas, órices del Cabo, antílopes eland, cebras y jirafas.
El Parque Nacional de las Cataratas Augrabies es diferente al resto de parques, aquí el verdadero espectáculo no es la fauna, sino su impresionante geología y vegetación. Déjate sorprender por un paisaje que parece sacado de otro planeta. Las formaciones rocosas son fascinantes, con tonos que van desde el rojo intenso hasta un negro puro. La famosa «Moon Rock» (Roca de la Luna), una gran roca de granito en forma de cúpula, es el mejor mirador para apreciar toda la belleza del parque.
La planta más característica del parque es el árbol de carcaj (o quiver), un enorme aloe perfectamente adaptado al desierto y a su clima extremo y suelos pobres. Su nombre proviene del pueblo san, quienes usaban sus ramas para fabricar carcaj para sus flechas. La silueta de este árbol es tan característica que se ha convertido en un símbolo del paisaje del Cabo Septentrional. En invierno, el árbol de carcaj se cubre de flores amarillas, creando un banquete para la fauna: aves e insectos langosta se acercan a saborear su néctar, mientras que los babuinos desarman las flores en busca de la savia dulce. Finalmente, las jirafas y los antílopes eland cierran el festín comiéndose las hojas y ramas del árbol.
La fauna de Augrabies está adaptada para sobrevivir a temperaturas extremas, tanto altas como bajas. Entre los maestros de la adaptación están las mangostas, los damanes del Cabo y las nutrias. Las jirafas de Augrabies, por ejemplo, tienen un tono de piel más claro que las del este del país, una estrategia natural para soportar el calor extremo. Entre los depredadores, podemos encontrar leopardos, chacales de lomo negro, caracales, zorros y gatos monteses africanos.
En el parque también vive la cebra de montaña de Hartmann, una especie en peligro de extinción que los guardaparques cuidan de cerca. En total, se han registrado 49 especies de mamíferos en Augrabies. La vida nocturna también es activa, sobre todo en los cálidos meses de verano, cuando muchos animales aprovechan el frescor de la noche para moverse y buscar alimento. Si no te asusta ver algún que otro murciélago, un safari nocturno puede ser el complemento perfecto a tu visita.
El Parque Nacional de las Cataratas Augrabies está ubicado en una región remota de la inmensa provincia del Cabo Septentrional. Aun así, cada año atrae a numerosos visitantes, ya que el parque es el complemento ideal para quienes recorren el Parque transfronterizo de Kgalagadi. El aeropuerto regional más cercano se encuentra en Upington, a 120 kilómetros, con vuelos diarios desde y hacia Ciudad del Cabo y Johannesburgo.
Augrabies se encuentra en una región semiárida, con lluvias escasas que caen principalmente entre noviembre y abril en forma de aguaceros intensos y breves. Las temperaturas varían mucho a lo largo del año: en invierno, los días suelen rondar los 20ºC, pero en las noches más frías de junio y julio pueden descender hasta -7ºC. Con el verano, el calor se intensifica y en diciembre, enero y febrero las temperaturas superan los 40ºC, aunque las noches se mantienen algo más agradables, alrededor de los 25ºC. En otoño y primavera, las temperaturas son moderadas y agradables.
La mejor época para visitar el parque es durante los meses más frescos de invierno, de abril a septiembre. En verano, las temperaturas pueden ser extremadamente altas, lo que hace que las caminatas sean casi imposibles.
Cuando piensas en Sudáfrica, seguramente no te viene a la mente un paisaje desértico, ¿verdad? Pues bien, existe una zona en este país repleta de dunas interminables y arena rojiza, con noches heladas y tardes tan abrasadoras que podrías freír un huevo en el suelo. Se trata del desierto del Kalahari, donde se encuentra el imponente Parque transfronterizo de Kgalagadi. Aunque la mayor parte del parque está en Botsuana, su extensión abarca tanto Sudáfrica como Botsuana, lo que te permite cruzar esa frontera invisible sin siquiera notarlo. Prepárate para recorrer kilómetros de arena ardiente, observar manadas de antílopes, junto a leones, guepardos y hienas que merodean a tu alrededor.
Con sus impresionantes 35.000 kilómetros cuadrados —más grande que Bélgica, para que te hagas una idea—, el Parque transfronterizo de Kgalagadi es una puerta directa al corazón del desierto del Kalahari. Esta inmensa extensión de arena es un territorio de contrastes, con solo unos pocos alojamientos dispersos por el vasto e inexplorado paisaje. Las únicas «carreteras» que encontrarás son caminos escarpados, diseñados para quienes se atreven a explorar el terreno en un vehículo 4×4, especialmente en el sector del parque situado en Botsuana. Te sentirás como el único ser en la Tierra, rodeado solo de arena y un sol abrasador. Pero no te preocupes, no estarás solo, sino acompañado de nuestros guías que conocen cada rincón de este parque a la perfección. ¡Abróchate el cinturón y prepárate para vivir una aventura única!
En este paisaje escarpado, la vida salvaje prospera, y los depredadores son los protagonistas. Entre ellos, leones de melena negra, hienas, caracales, guepardos y astutos chacales merodean libremente. Con algo de suerte, tal vez logres avistar al escurridizo perro salvaje africano, una especie en peligro de extinción. En este paraíso salvaje, también habitan grandes herbívoros como el órice del Cabo, el eland, la gacela saltarina, el ñu, además del kudú, el raficero común o la jirafa. No te despistes, podrías encontrarte con animales insólitos como el pangolín, el tejón mielero, o el casi legendario ratón del desierto Woosnam (Zelotomys woosnami).
La árida sabana arbolada del Kalahari alberga auténticos supervivientes, como las acacias de raíces profundas, y plantas únicas y curiosas como el pepino africano y la suculenta Hoodia gordonii, conocida por sus propiedades medicinales. A pesar del calor agobiante y la sequedad, la naturaleza aquí no solo sobrevive, sino que florece con fuerza.
Los ǂKhomani San y Weir, considerados en su momento extintos, habitan el desierto del Kalahari. Sus raíces ancestrales son tan profundas y dejaron tanta huella que una parte del Parque transfronterizo Kgalagadi ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, bajo el nombre de Paisaje cultural de los ǂKhomani. Este lugar conserva la historia de la presencia humana en la región, desde la Edad de Piedra hasta nuestros días. Este pueblo, antiguamente nómada, elaboró estrategias para sobrevivir y subsistir en las condiciones extremas del desierto. Si te hospedas en !Xaus Lodge, un alojamiento gestionado por autóctonos, tendrás la oportunidad de conocer a estos icónicos cazadores. Contempla cómo descifran el desierto, como si fuera un libro lleno de pistas: siguen el rastro de los antílopes, interpretan las huellas dejadas por las hienas la noche anterior e incluso pueden deducir en qué dirección soplaba el viento o si algún animal resultó herido.
En el Parque transfronterizo de Kgalagadi, los safaris son los protagonistas indiscutibles. Sus senderos te llevarán por paisajes escarpados que albergan una gran diversidad de fauna salvaje.
En vehículo: si te animas a hacer un viaje por carretera, el parque está a unos 250 kilómetros (unas dos horas y media) de Upington y a 904 kilómetros (aproximadamente 10 horas) de Johannesburgo. Desde Johannesburgo, puedes optar por la ruta Upington, una carretera asfaltada de 355 kilómetros, o bien aventurarte por un camino más rústico pasando por Kuruman, Hotazel y Vanzylrus, en una rtura de 340 kilómetros de caminos de tierra.
En avión: ¿prefieres llegar por aire? Hay vuelos chárter disponibles desde Ciudad del Cabo, Johannesburgo, Maun o Upington, aunque es necesaria una autorización previa del parque. Otra opción es volar hasta el Aeropuerto Internacional de Upington y hacer el resto del camino en coche. El vuelo desde Johannesburgo (JNB) a Upington (UTN) dura aproximadamente entre 1 hora y media y 2 horas.
En esta región semiárida del Kalahari, el clima es extremo y las lluvias escasas. A pesar de la sequía generalizada, en los últimos años ha habido inundaciones puntuales. Durante el verano (de octubre a abril), las temperaturas pueden superar los 40ºC, mientras que en invierno (de mayo a septiembre), las noches son heladas, alcanzando hasta -11ºC en los días más fríos. Los extremos históricos del parque oscilan entre 45ºC y temperaturas bajo cero, con precipitaciones mínimas —apenas 127 mm en el este y hasta 350 mm en el oeste—. Es una auténtica zona de extremos, donde se siente la verdadera intensidad del desierto.
La mejor época para visitar el parque depende de lo que quieras ver. Entre septiembre y noviembre, cuando termina la temporada seca, los animales se agrupan en los abrevaderos y llegan las aves migratorias. Entre enero y febrero, es época de acción; se pueden observar aves rapaces fascinantes y grandes tormentas, aunque las temperaturas alcanzan los 45-50ºC. Si ha llovido lo suficiente, marzo transforma el paisaje, aportando tonos verde, momento ideal para la observación de aves.
Si no te gusta el frío, evita visitar el parque en los meses de junio y julio, cuando el termómetro marca de 0 a -10ºC al caer la noche. Eso sí, los días siguen siendo soleados.
Pocos parques nacionales en el mundo pueden presumir de ser tan grandes como un país, y el Parque Nacional Kruger es uno de ellos. Con una extensión de 20.000 kilómetros cuadrados, equivale al tamaño de Israel y representa la mitad de los Países Bajos. Este parque no solo es el más grande dentro de las fronteras de Sudáfrica, sino también uno de los más icónicos a nivel mundial. El Kruger es famoso por su increíble biodiversidad, albergando una abundante fauna que incluye unos 12.000 elefantes, 8000 jirafas y alrededor de 30.000 cebras. Si a esto le sumamos paisajes espectaculares, una rica historia y una excelente red de carreteras, este parque se convierte en una opción ideal para quienes buscan una aventura sobre ruedas inolvidable.
El Parque Nacional Kruger alberga una de las mayores concentraciones de fauna salvaje de Sudáfrica, con nada menos que 147 especies diferentes de mamíferos. Si visitas el parque, hacer un safari es algo imprescindible para poder avistar a los icónicos «Cinco Grandes»: el león, el leopardo, el elefante, el búfalo y el rinoceronte. Pero esto es solo el comienzo. También es común ver jirafas, kudús, cebras, hipopótamos, facóqueros, antílopes y hienas. Si tienes un poco más de paciencia, podrías cruzarte con guepardos o perros salvajes africanos, aunque son más difíciles de avistar. No nos olvidamos de los rinocerontes blanco y negro, que también habitan el parque. Pero, no te dejes engañar por su gran tamaño, son expertos en esconderse.
Si eres amante de las aves, el Parque Nacional Kruger te sorprenderá con creces, ya que alberga más de 500 especies diferentes. Entre ellas, destacan los famosos «Seis Grandes» de las aves, ¿no sabes de quiénes son? Se trata de las aves más únicas y grandes del parque: la avutarda kori, el buitre orejudo, el águila marcial, el cálao terrestre sureño, el jaribú africano y el misterioso búho pescador africano. Cada una tan impresionante y peculiar como su nombre.
En noviembre del año 2000, el Parque Nacional Kruger se unió al Parque Nacional Limpopo, en Mozambique y al Parque Nacional Gonarezhou, en Zimbabue para formar juntos el Parque transfronterizo del Gran Limpopo, con una extensión inicial de 35.000 kilómetros cuadrados. Este tipo de parques, también conocidos como «parques de la paz», abarcan áreas protegidas de dos o más países vecinos que han firmado acuerdos formales para conservar y proteger la fauna de forma conjunta. Con el tiempo, se sumaron más parques de Mozambique y Zimbabue, lo que expandió su tamaño a casi 100.000 kilómetros cuadrados.
Un dato curioso es que hay un punto en esta región conocido como «Crooked Corner», donde convergen las fronteras de Sudáfrica, Mozambique y Zimbabue. Su nombre proviene de la época en las que personas que huían de la justicia utilizaban esta esquina para escapar, cruzando de un país a otro.
En 1838, un gran número de colonos holandeses, conocidos como bóeres o afrikáneres, se apropió de manera violenta de una región de tierra a la que llamaron República del Transvaal. Años después, en 1885, se propuso establecer allí un coto de caza, que más tarde Paul Kruger bautizó como Coto de Caza Sabi. Kruger, una figura política destacada en la República del Transvaal y presidente desde 1899 hasta 1902, dejó un legado tan importante que, tras su fallecimiento en 1904, la reserva fue renombrada en su honor.
Pero este parque tiene mucha más historia que contar. África es conocida como la cuna de la humanidad, y en Kruger se pueden encontrar rastros de antiguos asentamientos humanos y herramientas prehistóricas. Además, aquí habitan los bosquimanos, una tribu de cazadores-recolectores reconocida como la cultura indígena más ancestral que aún sobrevive en el mundo. Han recorrido estas tierras durante más de 20.000 años; sí, has leído bien ¡20.000 años!
Este parque, por su enorme extensión y gran variedad de alojamientos y servicios, ofrece un sinfín de actividades para todos los gustos. Por supuesto, hay safaris (diurnos y nocturnos) pero eso es solo el principio, también encontrarás:
La forma más rápida de llegar al Parque Nacional Kruger es volando a uno de los aeropuertos regionales cercanos. Desde allí, puedes tomar un vuelo hacia una de las tres pistas de aterrizaje privadas dentro del parque. El Aeropuerto Internacional Kruger Mpumalanga recibe vuelos desde todas las principales ciudades de Sudáfrica. También hay vuelos directos al parque desde Johannesburgo (1 hora y 10 minutos), Ciudad del Cabo (2 horas y 25 minutos) o Durban (1 hora).
Otra opción es viajar en coche. El trayecto hasta la entrada sur del parque desde Johannesburgo o Pretoria dura unas 5 horas; desde Durban alrededor de 12 horas y media; desde Bloemfontein unas 9 horas y desde Puerto Elizabeth o Ciudad del Cabo alrededor de 17 horas. Es importante tener en cuenta que estos tiempos son estimaciones para un trayecto directo, sin paradas. El tiempo real dependerá de las pausas cantidad y duración de las pausas en el camino. Y, aunque estos viajes por carretera son más largos, están llenos de aventuras y paisajes de ensueño.
La mayor parte del Parque Nacional Kruger se caracteriza por un terreno plano, salpicado de suaves cordilleras que oscilan en altitud entre los 200 metros al este y los 840 metros al oeste. Con una extensión de más de 360 kilómetros de norte a sur, las temperaturas varían según la zona. En términos generales, el parque disfruta de un clima subtropical, con noches frescas de entre 9 y 12 grados centígrados, mientras que los días son cálidos, alcanzando temperaturas de 26 a 28 grados.
El Parque Nacional Kruger tiene algo que ofrecer durante todo el año. Si deseas disfrutar de momentos únicos, como observar crías recién nacidas, paisajes de exuberante vegetación o una gran variedad de aves, te recomendamos visitarlo en la temporada de lluvias de verano, entre octubre y marzo, siempre que no te incomode el calor. Por otro lado, si tu objetivo es avistar a los «Cinco Grandes» y otros animales, la mejor opción es planear tu viaje en invierno, entre julio y septiembre (o incluso octubre). Durante esta época, la escasez de agua obliga a los animales a moverse constantemente en su búsqueda, lo que facilita su observación.
A un paso de la frontera norte de Sudáfrica, en el punto donde Botsuana y Zimbabue se encuentran, se extiende el Parque Nacional Mapungubwe, un auténtico espectáculo natural. Sus imponentes acantilados de arenisca, frondosos bosques de mopanes, grandes baobabs y antiguas llanuras de inundación junto a bosques de ribera, guardan huellas de civilización que datan de hace más de 5000 años. Entre sus paisajes, puedes avistar elefantes, jirafas, búfalos, rinocerontes blancos, órices del Cabo y diferentes tipos de antílopes, además de una gran variedad de aves. Y si tienes suerte, podrías cruzarte con alguno de los habitantes más escurridizos del parque, como las hienas, los leopardos y los leones.
Viaja al pasado para descubrir el primer reino de África. Ubicado en la colina de Mapungubwe, este antiguo asentamiento floreció entre los años 1200 y 1290 d.C. El reino, perteneciente al pueblo Shona, destacaba por su habilidad en el comercio, con rutas que llegaban a lugares tan lejanos como China e India. Sin embargo, en el siglo XIV, el reino fue abandonado, dejando como legado valiosas piezas, entre ellas el rinoceronte de oro, que refleja la riqueza de este reino africano. Junto a él, los arqueólogos encontraron otros objetos que revelan la prosperidad y poder de esta civilización. Además, todavía se conserva un impresionante legado de arte rupestre —pinturas y grabados— realizados por el pueblo San.
Hoy en día, el Paisaje cultural de Mapungubwe, que incluye las ruinas del antiguo palacio y otros lugares clave, es considerado Patrimonio Mundial de la UNESCO y forma parte del Parque Nacional Mapungubwe.
El Parque Nacional Mapungubwe reúne a una gran diversidad de fauna salvaje, como elefantes, leopardos, jirafas, elands y órices del Cabo. Además de estos animales, el parque es un refugio esencial para algunas de las especies de mamíferos más amenazadas del planeta, como el rinoceronte negro, los perros salvajes, guepardos y hienas pardas. Con algo de suerte, podrás avistarlos a todos, aunque las poblaciones varían, ya que muchos animales se desplazan constantemente entre Sudáfrica y sus países vecinos, Botsuana y Zimbabue.
El parque también es hogar de especies más pequeñas, como puercoespines y monos, y una gran variedad de reptiles, entre ellos algunos tan temidos como pitones, escorpiones y mambas negras. Para explorar esta increíble fauna, puedes recorrer el parque a través de caminatas, paseos, rutas, y por supuesto, un safari, ya sea al atardecer o incluso por la noche. Como extra, el parque guarda sorpresas fascinantes, como huellas de dinosaurios y baobabs gigantes, uno de ellos con una circunferencia de 31 metros. Cuando se trata de baobabs, ¡el tamaño sí que importa!
El aeropuerto regional más cercano es el de Polokwane, ubicado a unos 200 kilómetros (3 horas en coche) del parque. El aeropuerto internacional más cercano es el de Johannesburgo (O.R. Tambo), desde donde se tarda unas 5 horas en coche en llegar a Mapungubwe.
Su clima es semiárido, con un promedio anual de precipitaciones que van desde los 350 mm a los 400 mm. La lluvia se concentra en unos 10 días al año, todos durante el verano (de diciembre a marzo), cuando las temperaturas pueden alcanzar los 45ºC. Es cierto que los veranos pueden ser muy calurosos, pero son llevaderos y agradables si planificas las actividades temprano por la mañana o al final de la tarde, que coincide con los momentos más gratificantes para admirar el paisaje y la fauna. Los inviernos (de junio a septiembre) son suaves y mucho más frescos.
Cualquier época del año es buen momento para visitar Mapungubwe. Sin embargo, si no te gusta el calor, es mejor evitar los meses de verano. Una época ideal para explorar el parque es entre marzo y mayo, después de las lluvias, cuando el aire está limpio y libre de polvo.
El Parque nacional Murchison Falls se encuentra en la zona norte de Uganda y tiene una superficie aproximada de 3.893 kilómetros cuadrados. Aunque no tiene el tamaño de otros grandes parques africanos, sus espectaculares paisajes y su diversa fauna lo compensan. Entrar en el Parque nacional Murchison Falls es quedar maravillado ante todo lo que verás en él. El parque está dividido por el legendario río Nilo y sus espectaculares cascadas, las cataratas Murchison, son las que dan nombre al parque. Es por ellas por donde el Nilo entra con fuerza.
Durante tu safari en el Parque nacional de Murchison Falls podrás descubrir innumerables animales: desde elefantes, búfalos, leones y leopardos (cuatro de los «Cinco Grandes») hasta jirafas, cebras y un gran número de especies de antílopes. Cocodrilos e hipopótamos se relajan a orillas del Nilo mientras que los aficionados a la ornitología pueden deleitarse con la vista de más de 450 especies de aves, entre ellas el enigmático picozapato. Y si sientes debilidad por los primates, podrás vivir un encuentro muy especial durante una excursión de trekking de chimpancés.
También podrá observar a los animales durante un safari en barco desde otro punto de vista. Deja que las manadas de elefantes jueguen en el río y déjate impresionar por los cocodrilos que descansan en las orillas del río.
Otra de las actividades destacadas del Parque nacional Murchison Falls es seguir los pasos de exploradores de renombre como Samuel Baker. Tiene su propia ruta marcada y recorriéndola te sumergirás en la historia de los grandes exploradores del continente.
Al igual que el resto de parques nacionales, Murchison Falls tiene un gran compromiso con la conservación y la protección de sus diversos ecosistemas. Visitando el parque estarás aportando tu granito de arena a la conservación de estas maravillas naturales.
Murchison Falls National Park is a playground for adventure and wildlife enthusiasts. Here are some of the activities that will make your visit truly memorable:
Temporada fría: la temporada fría en Uganda se extiende desde junio hasta noviembre, con temperaturas que rondan los 20 °C durante el día y con noches algo más frías. Es aconsejable llevar una chaqueta ligera para cuando oscurece.
Temporadas de lluvia: Uganda cuenta con dos estaciones lluviosas. La corta suele ir de mediados de octubre a noviembre, mientras que la larga va de abril a mayo. Estos meses traen consigo algunas lluvias, lo que hace que algunas carreteras del parque sean complicadas para circular. Aun así, si no te importa mojarte un poco, estos meses ofrecen paisajes únicos y exuberantes.
La mejor época para visitar el Parque Nacional Murchison Falls es durante las estaciones secas, que suelen darse de diciembre a febrero y de junio a septiembre. Durante estos meses, el clima suele ser agradable, con temperaturas durante el día en torno a los 20 °C.
El Parque nacional del Valle de Kidepo está ubicado en la región de Karamoja en Uganda, cerca de las fronteras de Sudán del Sur y Kenia. Su lejanía ha ayudado a preservar su estado prístino, convirtiéndolo en un destino para viajeros intrépidos que buscan escapar de las multitudes y adentrarse en el esplendor de la naturaleza.
El monte Moroto es un volcán inactivo de 3.000 metros de altura que se alza sobre la región de Karamoja. Cumbres cautivadoras, formaciones geológicas, escarpes asombrosos y una flora y fauna únicas conforman este gigante natural que podrás explorar en distintas rutas. El camino hasta la cima es todo un reto, pero una vez arriba disfrutarás de unas vistas panorámicas que te impresionarán.
El Parque nacional del Valle de Kidepo no es sólo fauna y paisajes; también es un lugar para relacionarse con las comunidades indígenas. Los Karamojong son los pastores indígenas que viven en esta región. Sus tradiciones, danzas e historias nos hablan de su modo de vida. Sus aldeas se llaman manyattas. Descubre sus casas tradicionales y su vida cotidiana. Relájate y disfruta de los espectáculos de danza tradicional (o levántate y baila con ellos) y habla con los ancianos karamojong.
El paisaje diverso del parque ofrece una gran riqueza de belleza natural y actividades recreativas:
Llegar al Parque nacional del Valle de Kidepo puede requerir un poco de esfuerzo debido a su ubicación remota, pero es toda una aventura:
Por aire:
Aeropuerto internacional de Entebbe (EBB): arranca tu viaje volando al aeropuerto internacional de Entebbe. Desde aquí, puedes coger un vuelo nacional al aeropuerto de Kidepo, que es la pista de aterrizaje más cercana al parque.
Por carretera:
Desde Kampala: el parque está aproximadamente a 700 kilómetros de Kampala. Puedes optar por un viaje largo por carretera, que dura entre 12 y 14 horas, o puedes dividir el viaje con paradas a lo largo del camino.
Desde Moroto: si ya estás en la región de Karamoja, Moroto es la ciudad principal más cercana a Kidepo. Es un viaje de entre 3 y 4 horas hasta el parque.
Vehículo 4×4:
El terreno escarpado del parque requiere de un vehículo 4×4 para realizar safaris y explorarlo. Por supuesto, nos aseguramos de que nuestros vehículos estén en buen estado y sean aptos para viajes todoterreno.
Visitas guiadas: ofrecemos visitas guiadas al Parque Nacional del Valle de Kidepo, que incluyen transporte, permisos, alojamiento y guías muy expertos.
El clima de Kidepo es el habitual de la sabana, con días irregulares bañados por el sol en su estación seca y una vegetación floreciente durante su estación húmeda.
Aprovecha al máximo tu viaje: Dirígete al Parque Nacional de Kidepo entre diciembre y marzo, la principal estación seca, cuando la vida salvaje se reúne alrededor de los pozos de agua y promete vistas increíbles.
Érase una vez, hace mucho tiempo, en la sabana y los bosques del norte de Uganda, vagaban felizmente, un gran número de rinocerontes que vivían en las cataratas Murchison y sus alrededores. A mediados de la década de los 1980, ya no quedaba ninguno, debido sobre todo a la caza furtiva. Sabemos que esta introducción es bastante triste, pero este es solo el comienzo. Te prometemos que si sigues leyendo todo irá a mejor.
Viajemos ahora dos décadas más tarde. Entre 2001 y 2006, gracias a los esfuerzos de organizaciones y particulares, se introdujeron ocho rinocerontes en el santuario de rinocerontes de Ziwa. Desde entonces, la población ha aumentado hasta alcanzar los 34 ejemplares en la actualidad, incluidos los dos bebés que nacieron en abril de 2023.
Sin embargo, hay dos cosas que es importante saber (guárdate estos datos para cuando quieras vacilar delante de tus amigos). En primer lugar, los rinocerontes que hay en el parque son rinocerontes blancos sureños. Los que vivían antiguamente en Uganda eran rinocerontes blancos norteños. Por desgracia, se cree que están extinguidos en la naturaleza y en peligro de extinción en general. En segundo lugar, hay una diferencia entre el rinoceronte blanco y el negro. El negro tiene el labio superior puntiagudo, ya que recoge su comida de árboles y arbustos. El blanco, por su parte, tiene la boca ancha porque pasta. Curioso, ¿verdad? Además, se dice que los rinocerontes blancos son mucho más tranquilos que los negros
El santuario de rinocerontes de Ziwa no es solo un refugio seguro para estos gigantes con cuernos, sino también para todo un grupo de animales salvajes. Durante tu visita a esta pequeña joya, podrás avistar a leopardos africanos, cobos ugandeses y más de 300 aves diferentes, entre ellas la majestuosa grulla de cresta dorada. No obstante, junto a los rinocerontes, la especie más destacada es, sin duda, el picozapato, un ave que existe desde hace al menos 30 millones de años. Si este pájaro hablara, no queremos ni imaginarnos todo lo que podría contar…
En el santuario de rinocerontes de Ziwa hay varias excursiones disponibles para pasar el día, además de (obviamente) salir en busca de rinocerontes junto a un guía experimentado.
Otras actividades muy populares son la observación de aves, que más de una vez ha dejado sin palabras a fotógrafos y ornitólogos aficionados; la ruta de senderismo y el paseo en canoa en busca del fascinante picozapato, y paseos por la naturaleza para explorar los 70 kilómetros cuadrados de bosques, pantanos y sabanas del parque.
Entre Kampala y el santuario de rinocerontes de Ziwa hay 176 kilómetros de distancia y tres horas de viaje en coche.
Su ubicación, en Nakitoma, es privilegiada, ya que está justo al lado de la autopista de Gulu, que conecta tanto con Kampala como con el Parque Nacional Murchison Falls. Así que, si uno de tus objetivos durante tu safari es avistar a los «Cinco Grandes», ve a las cataratas Murchison, donde podrás ver a cuatro de ellos, y a Ziwa para ver el quinto.
Su clima es tropical, es decir, hace calor y las temperaturas se mantienen bastante constantes durante todo el año, con unos 31 °C durante el día y más o menos 18 °C por la noche.
Además, tiene dos temporadas: la seca, de diciembre a febrero y de finales de junio a octubre, cuando las probabilidades de lluvia son muy bajas, y la húmeda, de marzo a mayo y de septiembre a noviembre, con lluvias mucho más frecuentes que tiñen al parque de verde y atraen a cientos de aves.
Realmente depende de lo que tú quieras ver y hacer. Si quieres visitar el santuario cuando puedas ver el mayor número de animales posible, la estación seca es la época ideal, ya que la mayoría de los animales se concentran alrededor de los abrevaderos.
Sin embargo, si no te molesta la lluvia y te encantan las aves, te recomendamos la estación húmeda. Además, el resto de animales seguirán aquí, aunque algo más dispersos.