9 días en Sudáfrica: Pequeño Karoo y dos océanos

Oudtshoorn, en el Pequeño Karoo y enmarcada por las montañas Swartberg, es una parada imprescindible en la pintoresca Ruta 62. Conocida como la capital mundial del avestruz, alberga unos 200.000 ejemplares repartidos en más de 500 granjas. Y, aunque las avestruces son las auténticas protagonistas, Oudtshoorn tiene mucho más que ofrecer. Puedes visitar el Cango Wildlife Ranch, un centro de conservación ideal para familias donde habitan desde grandes felinos hasta cocodrilos, o adentrarte en las impresionantes Cuevas del Cango, un laberinto de piedra caliza formado hace más de 20 millones de años y considerado el sistema de cuevas más grande de África. Quienes disfrutan de la naturaleza encontrarán en la zona una biodiversidad única, y para vivir una auténtica experiencia de safari sin salir del Karoo, nada como el Buffelsdrift Game Lodge.

De camino a Oudtshoorn, merece la pena hacer una parada en Van Loveren, una bodega familiar en Robertson: el valle del vino y las rosas. Recorre sus históricos jardines en una visita guiada o por tu cuenta (unos 30 minutos), con copa de espumoso incluida. Después, continúa con una cata de vinos—o, si lo prefieres, una opción sin alcohol— en la terraza con vistas al jardín. Almuerza en el restaurante Christina’s Bistro, conocido por sus pizzas al horno de leña, hamburguesas gourmet, y platos de temporada elaborados con productos locales. Una pausa con mucho encanto antes de continuar tu viaje por la Ruta 62.

Visita una granja de avestruces y descubre, en un recorrido de dos horas, todos los secretos del ave más grande del planeta. Conocerás cómo viven, podrás darles de comer en la mano y verás cómo se elaboran artesanías con sus plumas, huevos y cuero. También visitarás los nidos de cría y aprenderás detalles curiosos sobre su anatomía. Al finalizar, relájate bajo un anacahuita en el restaurante al aire libre y disfruta de café arábica africano, platos ligeros y sabrosos filetes de avestruz, tiernos y sin grasa. Los niños disponen de un parque infantil y zonas verdes para jugar. Una actividad que combina naturaleza, aprendizaje y diversión en familia.

Descubre la magia de las cuevas Cango, uno de los monumentos naturales más fascinantes de Sudáfrica. Se encuentran escondidas en calizas precámbricas al pie de las montañas de Swartberg y guardan mucha historia, geología y leyendas. La visita guiada dura entre 60 y 90 minutos y recorre seis de las salas más amplias e impresionantes, hasta llegar a la African Drum Room («sala del tambor africano», en español). Se recomienda llevar calzado cómodo y una chaqueta ligera, ya que la temperatura en el interior se mantiene a 20 ºC todo el año. Las salidas se realizan cada hora, de 9:00 a 16:00, todos los días. Es imprescindible reservar con antelación.

A solo seis kilómetros de Oudtshoorn, en el Klein Karoo, se encuentra Buffelsdrift Game Lodge. Su safari permite recorrer el entorno en vehículos abiertos, con guías que comparten no solo información sobre los animales que habitan la zona, sino también sobre sus aves y su particular vegetación. Durante el recorrido, es habitual ver hipopótamos, jirafas, elands, cebras, búfalos y gacelas saltarinas, entre otras especies. El safari dura unas dos horas e incluye una parada para tomar un aperitivo en un mirador natural, con vistas 360 grados sobre el paisaje del Karoo y las montañas de Swartberg. Se puede alargar la actividad añadiendo un encuentro con elefantes o una actividad con guepardos (con coste adicional).

Swellendam, tercera ciudad más antigua de Sudáfrica, conquista por su historia, sus calles de robles centenarios y los caseríos encalados de estilo neerlandés del Cabo. Fundada en 1743 por la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, recibió el nombre en honor al gobernador del Cabo, Hendrik Swellengrebel, y a su esposa (de soltera, Damme). Con más de cincuenta monumentos nacionales, su pasado se descubre en un recorrido por el casco histórico. Para los amantes de la naturaleza, la Reserva Natural Marloth y el Parque Nacional Bontebok están a un paso. Recorre sus senderos panorámicos llenos de fauna y salpicados de cascadas.

Swellendam rebosa historia, ya que en 1745 fue declarado distrito con magistratura. Para apreciar su encanto, lo mejor es recorrer a pie el casco histórico. Puedes hacerlo por libre o sumarte a una visita guiada que te lleve por los monumentos nacionales, el museo y otros puntos de interés. Un buen comienzo es el Museo Drostdy, con piezas muy interesantes sobre el pasado de la ciudad. Otra opción es salir desde la Iglesia reformada neerlandesa y bajar hacia la calle principal, flanqueada por casas encaladas de estilo neerlandés del Cabo. En el camino, irás encontrando cafeterías, galerías de arte, un taller de cerámica, tiendecitas y antiguas granjas que se conservan a la perfección. Aunque el itinerario se cubre en unos 20 minutos, reserva al menos dos horas para disfrutarlo con calma.

El Parque Nacional Bontebok, situado al pie de las montañas Langeberg, junto a Swellendam, es el más pequeño de Sudáfrica, pero concentra una biodiversidad sorprendente. Nació para evitar la desaparición del antílope bontebok y hoy protege además matorrales de fynbos y más de 200 especies de aves, entre ellas la avutarda cafre, la grulla de Stanley y el secretario. Además, en tu recorrido en coche puede que avistes cebras de montaña de El Cabo, alcélafos caama o antílopes cabrío. Para quien disfruta de la naturaleza caminando, hay diversos senderos: el Acacia (1,6 km), muy bueno para observar aves, y el Blue Crane (3,2 km), que pasa por un abrevadero donde la fauna suele concentrarse. Aprovecha para darte un baño en el río Breede o hacer un pícnic o barbacoa en la zona habilitada para ello en el centro de visitantes. Ten en cuenta que dentro del parque no hay tiendas, restaurantes; todo está a 5 kilómetros, en Swellendam.

El Parque Nacional Agulhas se sitúa en el punto donde se encuentras los océanos Índico y Atlántico, abarcando 200 kilómetros cuadrados de paisajes llenos de flores silvestres (de julio a octubre) frente a un océano donde habitan ballenas, delfines, marsopas y lobos marinos del Cabo. Aquí no encontrarás un safari clásico, pero tampoco los echarás de menos. Caminar por sus playas es una experiencia única, ya que en la costa puedes ver restos de antiguos naufragios de los primeros exploradores que se aventuraron en las aguas salvajes del sur de África. Prepara tu cámara, ¡el espectáculo comienza!

En el extremo más frío de África, conocido como el triángulo vitícola de Agulhas, las uvas son más pequeñas de lo habitual, lo que les confiere un sabor más concentrado e intenso. ¿Te apetece algo diferente? Entonces esta parada en medio de la nada es lo que estabas buscando.En Black Oystercatcher puedes disfrutar de una cata de vinos acompañada de generosas bandejas repletas de delicias: embutidos, quesos, trucha ahumada local, paté de pescado, hígado de pollo, verduras asadas, fruta fresca y pan de chapata y de masa madre recién horneado. No hay mejor maridaje para el vino. Antes de reanudar tu viaje hasta tu hotel en Gansbaai, no olvides pasar por su tienda y llevarte algún recuerdo: chocolates, dulces, cosméticos o artículos de cuero de alta calidad que no se encuentran fácilmente en otros lugares.

Gansbaai es un encantador pueblo pesquero, conocido por la hospitalidad de su gente y por su interesante historia. Entre sus principales atractivos destacan la cueva de Klipgat, donde se hallaron restos humanos de más de 70.000 años, los acantilados de De Kelders y las interminables playas de arena blanca, como Pearly Beach. Es uno de los mejores lugares del mundo para el avistamiento de ballenas y, además, la capital sudafricana del gran tiburón blanco. Muy cerca de la isla de Dyer, se organizan actividades de buceo en jaula. Allí también se encuentra el African Penguin & Seabird Sanctuary, un proyecto que rescata y rehabilita aves marinas heridas y abre sus puertas a todos los visitantes que quieran apoyar la conservación del entorno. Gansbaai forma parte de un Área Marina Protegida estacional que sirve de refugio a las ballenas francas australes durante su migración.

¿Siempre has soñado con encontrarte cara a cara con un tiburón? ¡Pues estás de suerte! Reserva una inmersión en jaula para tiburones a bordo de un barco especial con camuflaje, con capacidad máxima para 20 personas. Se llega al punto de anclaje tras un recorrido en barco de unos 20 minutos. Después solo queda esperar pacientemente a que aparezca la primera aleta rompiendo la superficie del agua. Todas las inmersiones son diferentes e impredecibles, pero cada buceador dispone de entre 20 y 30 minutos dentro de la jaula, con la opción de entrar dos veces (¡si te animas, claro!). Las personas inexpertas en buceo también son bienvenidas en esta actividad, aunque siempre pueden cambiar de opinión una vez allí. Tras unas tres horas en el mar, regresas a la costa, donde te esperan una reconfortante sopa, sándwiches calientes recién tostados y una buena ducha (se proporcionan toallas, champú, acondicionador y gel de ducha).

¡Todo el mundo a bordo para un emocionante safari marino de dos horas en Walker Bay! Tacha de tu lista de animales por ver a los «Cinco Grandes Marinos» de África: pingüinos, delfines, focas, ballenas y aves marinas. Con un poco de suerte, los verás a todos en esta excursión. Un biólogo marino es tu guía en esta aventura oceánica, compartiendo datos fascinantes y ayudándote a avistar a estos escurridizos habitantes del mar en su entorno natural. Navegas por lugares escénicos como Danger Point y las playas de De Kelders y De Platt, así que ten tu móvil a mano para hacer fotos dignas de Instagram. Con un mínimo de ocho y un máximo de 25 pasajeros, el barco ofrece un viaje cómodo, sin aglomeraciones y con excelente visibilidad. Los tours salen todos los días a las 10:00 y a la 13:00 (según las condiciones climáticas), así que vístete por capas y no olvides tu cámara. Las plazas se llenan rápido, por lo que se recomienda reservar con antelación.

El African Penguin and Seabird Sanctuary (APSS), en Gansbaai, es un moderno centro de rehabilitación dedicado al cuidado de aves marinas enfermas, heridas o en peligro. Cada pingüino que logra salir adelante supone un paso más en la conservación de la especie y en la lucha contra su posible extinción. El centro ofrece asistencia de emergencia, cuidados veterinarios y un hogar temporal a los ejemplares que lo necesiten. La visita dura unas dos horas y está disponible todos los días entre las 9:00 y las 16:00 (a las 15:00 es la hora de la comida, ¡no te la pierdas!). Al terminar, puedes tomar un café, dar una vuelta por la tienda de recuerdos temática o colaborar con el proyecto apadrinando un «booster block», una donación simbólica que contribuye directamente a la conservación del pingüino africano.

Sube a bordo de un barco en New Harbour, en Hermanus, espera paciente en el lugar de avistamiento y prepárate para escuchar un «¡Guau!» grupal cuando la primera ballena decida salir del agua a saludar. Los barcos pueden acercarse hasta 50 metros, aunque a veces los animales se acercan aún más. Como suelen visitar la zona entre junio y diciembre, esta actividad solo está disponible en esa época, diariamente, a las 10:00 y las 13:00. Tras el primer avistamiento pasas 20 minutos junto a estas majestuosas criaturas, aunque la actividad dura aproximadamente dos horas en total. De enero a mayo, como alternativa, puedes sumergirte en la naturaleza haciendo senderismo por la Reserva Natural de Fernkloof.

A una altitud de apenas tres metros, la finca Benguela Cove Lagoon Wine Estate produce vinos de clase superior en un viñedo frente al océano de 2,7 kilómetros de longitud. Participa en esta experiencia de paseo por la naturaleza y cata de vinos, disponible de miércoles a domingo a las 10:00 (¡y hay que reservar con al menos dos días de antelación!). Durante esta caminata guiada de dos horas, conectas con la biodiversidad única de esta finca de 200 hectáreas. Después del paseo, disfrutas de una cata en una de las elegantes salas y terminas justo a tiempo para almorzar en el restaurante. Y si prefieres saltarte el paseo, también puedes reservar únicamente la cata de vinos y el almuerzo.

En la zona norte de la ciudad de Hermanus, enclavada en un rincón acogedor de las montañas Kleinriver, se encuentra la Reserva Natural Fernkloof. Con una extensión de 1800 hectáreas y a 824 metros sobre el nivel del mar, este impresionante territorio es un refugio seguro para flora y fauna poco comunes. Durante esta visita guiada, aprendes más sobre la historia de los primeros grupos humanos, las plantas medicinales y las flores inusuales. Con algo de suerte también es probable que avistes babuinos, mangostas, damanes, saltarrocas, aficeros del Cabo y antílopes cabríos. Además, si decides realizarla entre junio y diciembre, te recomendamos que mantengas los ojos bien abiertos para avistar ballenas surcando el océano cerca de la costa. Nuestro consejo: lleva prismáticos para no perderte ningún detalle. La caminata guiada dura entre dos y tres horas, debe reservarse con antelación por internet y está disponible durante todo el año, aunque lo ideal es entre enero y junio.

Stellenbosch, conocida como la «ciudad de los robles», es una preciosa localidad histórica, con calles sombreadas por robles y rodeada de viñedos. También carga con un capítulo oscuro, pues a menudo se la considera la cuna del apartheid. Fundada en 1679, es el asentamiento más antiguo de Sudáfrica después de Ciudad del Cabo. En una visita guiada histórica, puedes profundizar en su legado, tan fascinante como complejo. Para rematar el día, disfruta de un buen almuerzo en alguna de sus bodegas de renombre—Lanzerac o Delaire Graff, por ejemplo—, con cata de vinos (cómo no) y una experiencia culinaria entre viñedos.

En el extremo sur de la pintoresca ciudad costera de Betty’s Bay, en Overberg, se encuentra la reserva natural de Stony Point. Este lugar es especial no solo por sus vistas al océano, sino también por sus peculiares habitantes: los pingüinos africanos. Una pasarela de madera recorre la zona donde vive la colonia, permitiendo observar a los pingüinos en su hábitat natural sin molestarlos. Podrás ver de cerca cómo pasean por la playa, pescan, cuidan de sus crías e incluso, en época de cortejo, cómo algunos se ofrecen mutuamente una piedra como parte de su ritual de apareamiento. Mantén los ojos bien abiertos durante el recorrido, ya que también es probable avistar cormoranes, gaviotas y damanes entre las rocas circundantes. El horario de visita es de 8:00 a 16:30 todos los días, y los últimos permisos se expiden a las 15:45.

Vino y gastronomía: el tándem perfecto en Stellenbosch, —en Delaire Graff Estate, para ser exactos—. En el corazón de la región vinícola de Sudáfrica, podrás catar algunas de las mejores añadas del país y disfrutar, a la vez, de una cocina de primera; desde carnes selectas y platos vegetarianos hasta clásicos de bistró con acento sudafricano, tablas de quesos y charcutería. Elijas lo que elijas, te lo servirán con vinos pensados para realzar cada sabor. Y como telón de fondo, la montaña Simonsberg. 

Catas y comidas todos los días a partir de las 10:00 sin necesidad de reserva.

Todo lo bueno se acaba, y toca regresar a casa desde el Aeropuerto Internacional de Ciudad del Cabo. ¿Te quedas con ganas de más? No pasa nada, siempre puedes enlazar con un vuelo nacional a Johannesburgo o a Tshwane (Pretoria) y alargar unos días tu viaje. ¿Qué te parecería conocer a los Cinco Grandes (¡o los Siete Grandes!) durante un safari? ¿O relajarse en una playa tropical? Dinos qué te apetece y prepararemos una extensión del viaje para que disfrutes de otros rincones de Sudáfrica.