Swellendam rebosa historia, ya que en 1745 fue declarado distrito con magistratura. Para apreciar su encanto, lo mejor es recorrer a pie el casco histórico. Puedes hacerlo por libre o sumarte a una visita guiada que te lleve por los monumentos nacionales, el museo y otros puntos de interés. Un buen comienzo es el Museo Drostdy, con piezas muy interesantes sobre el pasado de la ciudad. Otra opción es salir desde la Iglesia reformada neerlandesa y bajar hacia la calle principal, flanqueada por casas encaladas de estilo neerlandés del Cabo. En el camino, irás encontrando cafeterías, galerías de arte, un taller de cerámica, tiendecitas y antiguas granjas que se conservan a la perfección. Aunque el itinerario se cubre en unos 20 minutos, reserva al menos dos horas para disfrutarlo con calma.